lunes, 21 de enero de 2008

22 de Tevet de 5768 (2ª parte)


Una vez que bajamos de Massada entramos en una tienda de productos cosméticos del Mar Muerto, de esos que te quitan diez años de encima en un pispás, te dejan la piel suave como el culito de un bebé y eliminan toooodaaasss tus arrugas..... lógicamente compramos algunas que otras cremitas porque ¿y si es verdad?. En serio parece que la marca, Hahava, es de muy buena calidad.
Desde allí nos trasladamos hasta En Gedi, un kibbutz dedicado a comercializar en forma de Spa los recursos naturales puestos a su disposición por el Mar Muerto. Lo primero que hacemos es comer en un self-service (bastante regularcito) para pasar rápidamente a unas piscinas de aguas sulfurosas (¡menos mal que no olían demasiado) donde flotabamos mucho más de lo que estamos acostumbrados. De allí pasamos al exterior donde nos cubrimos por entero del barro negro propio del lugar y que tan buenas propiedades terapéuticas se dice que tiene. Dejamos que el barro se nos seque hasta formar una costra rígida y entonces nos metimos bajo unos chorros de abundante agua caliente y muy muy salada.
Había un vehículo para llevarnos hasta la orilla del mar pero, como buenos bullitas que somos, decidimos no esperar y nos largamos andando el kilómetro largo que nos separaba de él. Encontramos más o menos lo que esperábamos aunque nos sorprendió un poco la costra endurecida de sal que formaba el fondo y que te deja los pies hechos polvo como no te pongas unas chanclas.
Todo el mundo está deseando flotar cuando se baña en el Mar Muerto así que yo lo primero que hice fue tirarme de cabeza para ver si podía sumergirme. Y lo conseguí, por supuesto, aunque el agua te empuja hacia arriba enseguida. La concentración de sal, diez veces superior a la normal, hace que te escueza cualquier heridita y que maldigas en todos los idiomas conocidos si te entra una gota de agua en los ojos (pude aguantarme la tentación de abrirlos bajo agua aunque por poco je je je).
Después del baño volvimos nuevamente andando, a pesar de ir en chanclas con el bañador mojado y dando cojetadas por culpa de la lesión en el tendón de aquiles que arrastro desde antes de comenzar nuestro viaje. Porque ¿para que esperar a que nos lleven? cuando nos lanzamos, nos lanzamos.
Tras esto volvimos a Jerusalem con el tiempo justo de ducharnos, quitarnos la sal de encima, arreglarnos y largarnos al centro a esperar el cambio de año en compañía de una alegre multitud y tras una magnífica cena a base de cocina francesa kosher en Eldad Vezehoo, en nuestro ya familiar número 31 de la calle Jaffa.
Después ..... después esta nochevieja no hubo uvas pero sí hubo perlitas ..... aunque los detalles son solo para consumo privado. FELIZ 2008

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Después ..... después esta nochevieja no hubo uvas pero sí hubo perlitas ..... aunque los detalles son solo para consumo privado."

¿A qué te refieres Paco?

pacobetis dijo...

En España celebramos la nochevieja comiendo 12 uvas y este año no lo hice. Lo otro .... lo otro es de consumo privado je je je