Despues de varios cientos de kilometros en coche y algunas horas de aeropuerto por fin nos embarcamos en el avión que nos llevará a Israel cuando faltan minutos para que comience el miercoles 26. El vuelo, contratado con El Al y operado por Iberia dura unas cinco horas y transcurre con normalidad. Dormimos lo que podemos, lo que nos dejan con el ajetreo de carritos para la cena (¡a las dos de la mañana!) y la típica venta de productos.
Llegamos al aeropuerto Ben Gurión a las cinco y cuarto (hora local) y nos disponemos a pasar los trámites aduaneros. Yo no tengo ningún problema pero a Tere después de preguntarle por el nombre de su padre y su abuelo ¿? se la llevan con su pasaporte a otras dependencias y allí permanece un buen rato mientras comprueban su pasaporte y sus datos. Por fin queda "libre", aunque no le sellan el pasaporte, y podemos podemos cambiar 500 € a shekels (el cambio sale a 5.50) y tomar un sherut (taxi compartido) que por 50 shekels cada uno nos lleva hasta la misma puerta de nuestro hotel en alñgo menos de una hora.
En el hotel dejamos las maletas (aún no podemos ocupar la habitación) y nos vamos caminando hacia la zona de la Kneset y el Museo de Israel con la idea de desayunar por el camino. Aquí aparece el primer inconveniente: no encontramos ninguna cafetería en el trayecto ni la zona, y es demasiado temprano para que visitar el parlamento o para que el museo esté abierto. Así que vuelta por el mismo camino hasta el hotel donde nos dicen que hasta el día siguiente no podemos usar el servicio de desayuno.
Cansados (hace casi 24 horas que salimos de nuesta casa), con las piernas doloridas de dormir encogidos en el avión, hambrientos, sedientos y mosqueados (hemos andado más de 2 kilómetros para nada) tiramos hacía la Estación Central de Autobuses que está a un kilómetro del hotel. Pero nuestra suerte empieza a cambiar, Tere (¿quién si no?) encuentra un atajo que nos ahorra más de la mitad de camino y nos encontramos nada más salir de él con un lugar para desayunar, que se acabaría convirtiendo en nuestro lugar habitual. Por fin descansamos un ratito, desayunamos a gusto y bebemos agua ¡que gustazo!
Después de desayunar nos informamos en la Central y tomamos un bus que nos lleva al Monte Herlz donde están enterrados grandes figuras del sionismo (empezando por el propio Herlz) y del Estado de Israel. Visitamos también el cementerio militar.
Volvemos en el mismo bus que nos deja en la zona del hotel y desde allí, otra vez andando, vamos al Museo de Israel y está vez si que podemos entrar y disfrutar viendo los manuscritos del Mar Muerto y un espectacular modelo de Jerusalem en la época del Templo.
Volvemos en el mismo bus que nos deja en la zona del hotel y desde allí, otra vez andando, vamos al Museo de Israel y está vez si que podemos entrar y disfrutar viendo los manuscritos del Mar Muerto y un espectacular modelo de Jerusalem en la época del Templo.
Conseguimos averigüar que bus nos lleva hasta la estación central y allí comemos falafel y algunas otras cosas que, aunque no sabemos que son, está buenísimas.
Tras la comida nos vamos al hotel y cogemos la habitación (715) lo que nos permite deshacer las maletas, ducharnos y descansar durante un rato largo (entre 5 y 10 minutos, je je je).
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