Una vez concluída nuestra visita al Kotel entramos en el parque arqueológico que se encuentra junto a Dung Gate. Al comienzo tiene unos espectaculares murales y, una vez dentro, puedes transaformar una moneda de 5 shekels (algo menos de un euro) en una pieza numismática de los tiempos del 2º Templo ¡maravillas de una maquinita que hay a la entrada. A continuación se visita una serie de ruinas y restos de la época y, dentro del museo, unas exposiciones sobre la historia arqueológica de Jerusalem. Lo más atractivo es una columna en la que puedes ver, con juegos de colores incluidos, todos los nombres de Jerusalem.
Después de la arqueología llega el momento de reponer fuerzas y nos comemos los bocadillos mientras esperamos el bus. Este llega casi puntual pero, entre que hay un montón de coches y autobuses por allí y las prisas del chofer, no para y nos deja tirados. Menos mal que poco más allá se encuentra con un pequeño atasco y eso me permite salir corriendo tras él y alcanzarlo mientras me acuerdo de toda su familia pasada, presente y futura.
Al menos ahora no tendremos que volver a bajarnos y nos queda por delante algo más de una hora recorriendo con el bus toda la zona sur de Jerusalem, con grandes contrastes entre paisajes tradicionales y modernos, y comenzando por los barrios en los que dejó su sello Moses Montefiori. Destaca especialmente su famoso molino.
Al acabar el recorrido le pregunto a nuestro fitipaldi por la parada de Amunnition Hill pero me dice que ya no vale la pena ir, que el museo ya está cerrado. Así que me reengancho pero para ir hasta el mercado de Mahane Yehuda.
Es un mercado enorme lleno de callejuelas y abierto durante todo el día. Se vende de todo y la mezcla de olores y colores es espectacular. Compramos unos higos y nueces que nos saben a gloria y, un poco más allá, en la tienda de Dani (judío de origen argentino) compro un shofar (aún no he sido capaz de aprender a tocarlo)y algunos otros recuerdos. Después de charlar un rato con él de Israel, España y Argentina salimos del mercado hacia la plaza donde hay un monumento en honor del cañón Davidka que tanta importancia tuvo en la lucha por Jerusalem durante la guerra de la Independencia.
Volvemos en bus al hotel para ducharnos y pronto volvemos a cogerlo para ir a nuestra zona favorita del centro. Después de pasear y relajarnos un rato buscamos un lugar para cenar bien. Unos carteles nos indican varios restaurantes en el nº 31 de la calle Jaffa, pero ese número corresponde a una especie de portón oscuro que da a un callejón aún más oscuro. Dudamos pero acabamos entrando y nos encontramos en una callejuela pequeña pero muy agradable en la que hay locales con muy buena pinta. Entramos en el Adom y no nos arrepentimos. Cenamos de escándalo con muy buen ambiente y mejor comida. Después, ya lanzados, nos metemos por la calle Heleni Hamalka para tomar unas copas. Decidimos no entrar en el Bonita porque, aunque se ve muy atractivo, es un lugar para bailar y nuestros pies nos piden tregua. Así que nos metemos en el pub de enfrente y nos tomamos unos cubatitas rodeados de buena música y bastante ambiente.
Mañana será otro día ...
Después de la arqueología llega el momento de reponer fuerzas y nos comemos los bocadillos mientras esperamos el bus. Este llega casi puntual pero, entre que hay un montón de coches y autobuses por allí y las prisas del chofer, no para y nos deja tirados. Menos mal que poco más allá se encuentra con un pequeño atasco y eso me permite salir corriendo tras él y alcanzarlo mientras me acuerdo de toda su familia pasada, presente y futura.
Al menos ahora no tendremos que volver a bajarnos y nos queda por delante algo más de una hora recorriendo con el bus toda la zona sur de Jerusalem, con grandes contrastes entre paisajes tradicionales y modernos, y comenzando por los barrios en los que dejó su sello Moses Montefiori. Destaca especialmente su famoso molino.
Al acabar el recorrido le pregunto a nuestro fitipaldi por la parada de Amunnition Hill pero me dice que ya no vale la pena ir, que el museo ya está cerrado. Así que me reengancho pero para ir hasta el mercado de Mahane Yehuda.
Es un mercado enorme lleno de callejuelas y abierto durante todo el día. Se vende de todo y la mezcla de olores y colores es espectacular. Compramos unos higos y nueces que nos saben a gloria y, un poco más allá, en la tienda de Dani (judío de origen argentino) compro un shofar (aún no he sido capaz de aprender a tocarlo)y algunos otros recuerdos. Después de charlar un rato con él de Israel, España y Argentina salimos del mercado hacia la plaza donde hay un monumento en honor del cañón Davidka que tanta importancia tuvo en la lucha por Jerusalem durante la guerra de la Independencia.
Volvemos en bus al hotel para ducharnos y pronto volvemos a cogerlo para ir a nuestra zona favorita del centro. Después de pasear y relajarnos un rato buscamos un lugar para cenar bien. Unos carteles nos indican varios restaurantes en el nº 31 de la calle Jaffa, pero ese número corresponde a una especie de portón oscuro que da a un callejón aún más oscuro. Dudamos pero acabamos entrando y nos encontramos en una callejuela pequeña pero muy agradable en la que hay locales con muy buena pinta. Entramos en el Adom y no nos arrepentimos. Cenamos de escándalo con muy buen ambiente y mejor comida. Después, ya lanzados, nos metemos por la calle Heleni Hamalka para tomar unas copas. Decidimos no entrar en el Bonita porque, aunque se ve muy atractivo, es un lugar para bailar y nuestros pies nos piden tregua. Así que nos metemos en el pub de enfrente y nos tomamos unos cubatitas rodeados de buena música y bastante ambiente.
Mañana será otro día ...
2 comentarios:
Yo también estuve en el molino de Montifiori (cuando estuve una semana en Israel por el viaje "marcha por la vida"). ¿Sabías que Montifiori era un filántropo judío italiano que con su dinero financió la construcción del primer barrio de Jerusalem fuera de las murallas de la ciudad vieja? (el barrio en cuestión por supuesto fue judío y se fundó en 1860 me parece).
había leido sobre él antes de mi viaje. un personaje muy interesante y productivo.
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