sábado, 2 de febrero de 2008

Pequeñas cosas, grandes recuerdos


De todo viaje nos traemos cositas de más o menos valor pero que nos ayudan a mantener Grandes Recuerdos





viernes, 1 de febrero de 2008

Desde el final al principio

Ya se que si estás aquí sabes manejarte perfectamente en los blogs. También se que te interesa Israel (para bien o para mal), o que te interesan los viajes o que, al menos, sientes curiosidad. Por eso te aviso que en este blog cuento la pequeña historia de mi viaje a Israel contando la "feria según me ha ido", dando mi visión, expresando mis sentimientos. Así que no es para nada una guía a seguir por aquel que quiera visitar Israel aunque sí que procuro aportar datos, planos y links. En cualquier caso aviso que para cualquiera se trata de un país muy interesante y digno de tomarse unos días, y unos euros, para conocerlo. A los que como yo estais "enganchados" a él no necesito deciros nada. Bueno sí, que ¿a qué esperais?
Por último deciros que el blog, como el viaje, acaba aquí, así que mejor le dais a la ruedecita del ratón y os vais a la primera entrada. Siempre es mejor empezar por el principio ....

Visitas II


Independence Hall (Tel-Aviv)


Tabgha


Fortalezas Cruzadas en Akko


Rio Jordán

Visitas I




Kotel




Monte Herlz




Torre de David

Transportes





Aeropuerto Ben Gurión



Líneas de Ferrocarril



Líneas de Bus en Jerusalem







Bus turístico en Jerusalem




Tours turísticos por Israel

sábado, 26 de enero de 2008

Reflexiones


Siempre que voy de viaje se me hace difícil volver, me gustaría estar más tiempo, ver más cosas, disfrutar del lugar cuando ya empiezo a conocerlo un poco y a saber manejarme en él. Así que no es nada nuevo que prefiera quedarme en Israel, que no quiera volverme a casa, a la rutina diaria. Pero la cosas son como son y lo que no puede ser no puede ser.
Amir me advirtió antes del viaje de que tuviera cuidado de no llevarme un desengaño. Porque cuando se idealiza mucho un lugar se corre ese riesgo. Me dijo que Israel era, contra lo que nos venden aquí, un país normal, con gente buena, mala y regular. Sinceramente era lo que yo esperaba y lo que he encontrado. Un país lleno de gente de todo tipo, gente con la que he charlado amigablemente en algunos casos o con las que he discutido acabando por mandarlas a la m.... en otros. Algunos eran abiertos y serviciales, otros antipáticamente cerrados, los había eficaces y torpes (no se porque me acuerdo de los recepcionistas del hotel je je je), religiosos y laicos, progresistas y conservadores, vestidos como hace siglos o a la última moda europea, nórdicamente rubios y africanamente negros, .... en fin, un país como cualquier otro.
Aunque con una profunda diferencia con respecto a los otros. Aquí todo el mundo sabe lo que se juega. Aquí todos conocen el peligro y que ese peligro es real. Y a pesar de eso es una sociedad libre y sin miedo. Y están orgullosos de su país, lo que a un español siempre le resulta sorprendente. Lo cual no quita para que se defienda a ese país desde posturas radicalmente distintas.
Otra cosa que destaco es la enorme variedad de climas y paisajes a pesar del pequeño tamaño. La naturaleza es dura y acogedora a la vez. La historia impregna el aire en todo lugar. La religión, las religiones, se respiran en el ambiente, ... pero para mí hay dos cosas con las que me quedo. Una es el respeto que los jóvenes muestran hacia las personas y las cosas ¿dónde están las fachadas pintorrequeadas de mi ciudad? ¿dónde esas motos que revientan los oidos? ¿dónde esas niñatas llamándose zorras unas a otras? ¿dónde las papeleras quemadas o las farolas apedreadas? ¿dónde la provocación amparada en el “soy menor”? .... La otra es la capacidad de combinar trabajo y diversión, de vivir la vida en la calle a la vez que se prima el esfuerzo y el progreso.
Me voy y espero volver. No se cuando, pero lo intentaré. Hay muchas cosas que me han quedado por ver, por hacer. Quisiera pasar varios días en Tel-Aviv y conocerla mejor, visitar la Casa de Ben Gurión, el complejo de Museos Haaretz, la vieja Yafo. Quisiera subir al Golán y bajar al Neguev. Quisiera navegar en el Mar de Galilea y bucear en Eilat y Cesarea. Quisiera patearme la Galilea y conocer mejor Haifa. Quisiera apoyar a los que en Sderot sufren el terrorismo a diario. Quisiera visitar a mis amigos .....
También hay otros lugares que quiero conocer y que visitaré cuando, espero que algún día, sean plenamente Israel y no estén en manos bárbaras e incivilizadas: pasear por el Monte del Templo, visitar Belén, Hebrón, Jericho y ¿por qué no? Petra y el Sinaí.
Lo dicho, espero volver


¡AM ISRAEL JAI!

Planos Amunnition Hill




viernes, 25 de enero de 2008

Últimos coletazos


Al salir por la puerta de Jaffs cruzamos hasta la galería comercial que se encuentra frente a ella y paseamos hasta llegar a una casa que está siendo restaurada y que tiene números y letras inscritos en cada una de las piedras que la forman. Desde allí bajamos por la escalinata hasta la calle Ha´emeq donde podemos observar las bonitas terrazas escalonadas que dan a ella. Continuamos nuestro camino hasta Hamekhes Square y siguiendo por Shelomzion Hamalka hasta Yafo y Ben Yehuda para despedirnos de esta zona en la que tan buenos ratos hemos pasado y comprobar que, como siempre, es un hervidero de gente. A continuación compramos unos bocadillos en Hamelek George y tomamos el bus de regreso al hotel.
Solo nos queda hacer las maletas, ducharnos y comernos los bocatas mientras hacemos tiempo para esperar al sherut que nos llevará al aeropuerto. Lo hace volando, por cierto. Ni yo habría ido más rápido.
Nada más llegar al aeropuerto nos indican donde colocarnos, nos hacen preguntas (más que nada para ver como "respiramos") y pasamos varios controles de seguridad. En uno de ellos nos abren una de las maletas pero sin ningún problema. El trato es en todo momento muy correcto y profesional por parte de gente llamativamente joven. Una vez facturado el equipaje y pasados los controles de seguridad y de pasaporte solo nos queda esperar un buen rato. El tiempo se hace corto a pesar de la hora que es (el vuelo sale a las tres y media de la madrugada) y curioseamos en las tiendas que hay en la bonita rotonda que forma la sala de espera. Bueno, curioseamos y acabamos comprando unos dulces y un perfume en una de las tiendas de Duty Free.
El avión es más cómodo que el de Iberia, ya que podemos estrirar las piernas bajo el asiento de delante. Así que nos quedamos dormidos enseguida y no nos despertamos hasta sobrevolar Madrid. Se agradece enormemente que no dieran la lata con cenas, desayunos ni carritos.
Eso sí, el avión estuvo circulando por las pistas más de veinte minutos antes de despegar. Se ve que tenía tan pocas ganas como yo de abandonar Israel.....

25 de Tevet de 5768 (2ª parte)


Salimos de Yad Vashem y tomamos un shuttle gratuito que nos deja arriba, junto a la entrada del Monte Herlz. Rápidamente encontramos la parada del bus nº 6 con el que pensamos ir hasta Amunnition Hill. Allí le preguntamos a un soldado y este nos dice que vamos bien pero que le preguntemos al chofer por Givat Takmoshe para saber en que parada debemos bajarnos. Así lo hacemos y nos dice que no hay problema, que queda un buen rato pero que él nos avisará. A todo esto entablamos conversación con una pareja mayor de origen argentino cuyo hijo trabaja en Madrid. Son gente muy agradable y nos explican donde bajarnos y como llegar a nuestro destino. Gracias a ellos lo encontramos fácilmente. Se trata de un memorial en honor y recuerdo a los caidos durante la guerra de los Seis Días en la Batalla por Jerusalem. En este lugar, fronterizo con la zona ocupada por Jordania desde el 48, sobre la tierra de nadie, los combates fueron muy duros, luchándose cuerpo a cuerpo y siendo bastante elevado el número de bajas. Pero gracias a ellos, a los miembros del Batallón 66 de la Brigada Paracaidista comandados por el coronel Motta Gur y a los blindados de la Brigada Har´el conducidos por el coronel Uri Ben-Ari, se abrió el camino hacia la Ciudad Vieja y Jerusalem pudo ser liberada y reunificada. Después de siglos de exilio la bandera de Israel pudo lucir en el kotel.
Visitando el complejo recorremos toda una red de trincheras y bunkers y un museo muy interesante, posamos junto a un tanque de la época y vemos un documental sobre la batalla junto a un numeroso grupo de estudiantes, con los que después bromeo sobre mi gorra del Tzahal y mi bufanda del Betis.
Cuando terminamos la visita cogemos nuevamente el bus 6 hasta la Ciudad Vieja, a la que entramos por la puerta de Jaffa. Lo primero que hacemos es comer en Moses que, aunque no esta mal, es inferior a su vecino Samara. Después, y tras cambiar euros por última vez, nos metemos en un ciber para mandar unos emails. Nos cuesta la misma vida ¡el teclado está en hebreo y cirílico! aunque con mucha paciencia y algo de suerte conseguimos mandar lo que queríamos.
A continuación paseamos por los barrios judío y cristiano, visitando la calle del Cardo (zona bajo techo de tiendas sobre una calzada romana; todo bonito pero caro) junto a Jewish Quarter y el mercado de Muristan frente al Santo Sepulcro que, por cierto, está lleno de rusos ya que en estas fechas se celebra la Navidad Ortodoxa.
Desde allí, paseando tranquilamente, nos disponemos a abandonar la Ciudad Vieja ...

jueves, 24 de enero de 2008

3 de enero de 2008 (1ª parte)


Comenzamos este que será nuestro último día dirigiéndonos a Yad Vashem para ver todo lo que nos faltó en nuestra visita anterior. Llegamos después de tragarnos un buen atasco debido a unas obras y rápidamente nos metemos en el museo para ver bien el final del mismo. A continuación entramos en el Salón de los Nombres. Se trata de una gran cúpula en la que podemos ver reproduciones de fichas con los nombres, datos y fotos de las víctimas de la Shoá. Rodeándonos hay una enorme estantería con archivadores para estas fichas. Hay millones de ellas y un gran hueco para aquellos que fueron asesinados y aún no podemos ponerles nombre y cara. Precisamente este es el objetivo prioritario de Yad Vashem: rellenar ese hueco en la estantería, en la historia, en todos nosotros. Poner nombre a TODAS las víctimas para honrar su memoria y para que no quepa ninguna duda sobre la culpabilidad de sus verdugos.
Cuando salimos de la zona del museo y tras contemplar una preciosa vista panorámica nos dirigimos a la plaza de la Esperanza donde visitamos la Sinagoga, el Museo de Arte del Holocausto y el pabellón de Exhibiciones Temporales (dedicado actualmente a las mujeres). Subiendo unas escaleras llegamos al Salón del Recuerdo, en el que una llama arde constantemente sobre unas lápidas con los nombres de todos los Campos de la Muerte en memoria de los allí asesinados. Desde allí continuamos nuestro camino pasando junto al Pilar del Heroísmo hasta llegar al Memorial de los niños. Posiblemente este sea el lugar más emotivo y a la vez espeluznante de todo Yad Vashem. No ves nada en él. Simplemente entras en una cúpula totalmente oscura salvo por las débiles luces de un sin fin de velitas y oyes una voz que va recitando el nombre, edad y lugar de nacimiento de cada uno del millón y medio de niños asesinados durante la Shoá. Se te hace un nudo en la garganta, los ojos se e llenan de lágrimas y el corazón .... el corazón pide a gritos venganza y que nunca permitamos que algo así sea olvidado o, lo que es peor, menospreciado. Estaríamos volviendo a matar a todos y cada uno de esos niños.
Nada más salir nos encontramos un monumento en honor de Janusz Korzak, el que prefirió morir con los niños de su hospicio pudiendo haberse salvado.
Desde allí caminamos un buen trecho hasta llegar al Memorial de los Deportados que con un vagón de uno de los trenes de la muerte recuerda a todos lo que en ellos sufrieron, el Valle de las Comunidades que recuerda a todas aquellas comunidades (aldeas, barrios, ...) que fueron TOTALMENTE exterminadas. A continuación nos levantamos el ánimo contemplando el Panorama de los Partisanos, con el árbol cuyas hojas están formadas por los cuerpos que lucharon bajo su camuflaje, y el monumento a los Combatienes Judíos representado por una enorme Estrella de David atravesada por una espada.
Poco a poco encaminamos nuestros pasos hacia la salida, con el ánimo sobrecogido pero a la vez optimistas porque estamos seguros que algo así nunca volverá a pasar. Para eso está Yad Vashem, para eso está el Estado de Israel, para eso estamos muchos que haremos lo que sea para impedirlo.

Planos de Galilea


Nazareth

Akko

Tiberiades


Haifa

West Galilea

Baja Galilea

miércoles, 23 de enero de 2008

24 de Tevet de 5768 (2ª parte)

Tras la comida nos dedicamos a recorrer la zona del Lago Tiberiades o Mar de Kinneret y el fértil valle de Jezreel mientras al fondo podemos ver, gracias a que se levanta la neblina, los Altos del Golán majestuosamente recortados. No quiero dejar pasar esta oportunidad para recordar que el Golán ES Israel. Sin discusión.

Tras atravesar la ciudad de Tiberias (en honor del emperador romano Tiberio) llegamos a Yardenit. Allí un kibbutz organiza el acceso al Rio Jordán en el lugar en el que Jesús fue bautizado y al que constantemente llegan peregrinos para ser bautizados nuevamente. Pudimos observar un grupo muy curioso y variopinto en el que destacaba un japonés con el típico gorro de aviador, con gafas incluidas ¡parecía sacado de Pearl Harbour!
Tras acercarnos hasta la orilla y meter nuestras manos en el agua compramos una Torá y una botellita de agua del Jordán que le traeremos a un sobrino al que van a bautizar dentro de poco.

Nuevamente tengo que decir que no soy creyente y que cuando hablo de temas religiosos me limito a repetir lo que oigo y leo, sin entrar a valorar la verdad o no de los hechos, santos para unos, leyenda para otros, superstición para algunos. Por mi parte los respeto a todos en la medida en que me respeten a mí y valoro su carácter histórico, cultural, artístico, social, sentimental, ...

Acabamos la jornada (justo cuando comienza a llover) siguiendo el cauce del Jordán hacia el sur, paralelos a la frontera con Jordania, pudiendo observar al fondo el Puente Allenby mientras a nuestra derecha está Jericho. Poco antes de llegar al Mar Muerto torcemos a la derecha para enfilar la subida hasta Jerusalem tras una pequeña parada en el kibbutz Bet Ha-Arava y separarnos allí de Alberto y del grupo de Tel-Aviv. Esta vez llegamos sin inconvenientes al hotel y podemos descansar y comernos los bocadillos que habíamos comprado para el almuerzo.

2 de enero de 2008 (1ª parte)


El día comienza igual (y a la misma hora) que el anterior, solo que hoy y en previsión de otra mala comida compramos unos bocadillos en la Estación de Tel-Aviv.
Emprendemos la marcha nuevamente por la llanura de Hasharon hasta desviarnos después de pasar Netanya hacia el interior, buscando la zona de la Baja Galilea. Llegamos así hasta Afula y desde allí hacia el norte camino de Nazareth. Pasamos por una zona montañosa que ha sido repoblada forestalmente con millones de árboles y siguiendo una técnica muy ingeniosa para que estos crezcan en las rocas.
Nazareth es una ciudad de unos ochenta mil habitantes en su mayoría árabes, sobre todo musulmanes. Son ciudadanos israelíes con las mismas libertades y derechos que cualquier judío, aunque eso no lo veamos en nuestras televisiones. Vende más sacar a los que hacen del victimismo una profesión y llevan generaciones viviendo del cuento.
Lo primero que hacemos es visitar la Basílica de la Anunciación con su famosa gruta. Son muy destacables las distintas obras de arte donadas por diferentes países y que adornan este templo tan importante para el cristianismo. Desde allí fuimos a la Iglesia de San José levantada sobre la carpintería original. A la salida de Nazareth pasamos por Nazareth Ili, ciudad judía gemela de la anterior. En nuestro camino hacia Cafarnaum pasamos por Cana (donde la famosa boda en que se transformó el agua en vino), el Monte Tabor o de la Transfiguración, Tabgha ( con su milagro de la multiplicación de los peces y los panes), el Monte de la Bienaventuranzas .... todos ellos lugares santos para el cristianismo y que acogen una multitud continua de peregrinos.
En Cafarneum visitamos la Casa de San pedro sobre la que el Vaticano (propietario del lugar) ha edificado la iglesia octogonal. Junto a ella se encuentra la Sinagoga Blanca en la que Jesús predicó ya que, a pesar de la mala memoria de tantos carcas y progres, era judío. Entre los visitantes de la considerada como ciudad de Jesús vemos a un grupo numeroso muy trajeados y con pinta oficial. Nos dicen que están preparando la próxima visita de Bush.
Justo después de dejar la zona paramos a comer en Tanureen, restaurante libanés especializado en el Pez de San Pedro. Aunque pasamos del pescado, le vemos muy buena pinta y decidimos comer en él y dejar los bocatas para la noche. Acertamos.

martes, 22 de enero de 2008

23 de Tevet de 5768 (2ªparte)


Al salir de Akko nos detenemos a comer. Lo único que puedo decir es que fue incómodo, malo y caro. Tras la clavada emprendemos camino nuevamente hacia el norte buscando Rosh Hanikra. En poco tiempo nos encontramos en la frontera del Libano y desde la verja del lado israelí podemos ver la amarilla del ¿estado? libanés y algún que otro soldado de la inútil tropa de la ONU. Aunque pensándolo bien nos es justo calificarlos de inútiles. A Hezbollah si les son muy útiles para facilitar su rearme y volver a llenar sus arsenales de cohetes con los que hostigar a los civiles del Norte de Israel. Como siempre la ONU es incapaz de mantener la paz pero muy eficaz para ayudar y proteger a terroristas y tiranos. Eso sí, los katiushkas no han conseguido su propósito porque son muchos los israelíes que continúan viviendo y prospetrando en la zona y muchos también los que, a pesar del incompetente gobierno de Olmerte, se asientan en ella, en nuevas aldeas y kibbutz.
Después de ver la frontera bajamos con el teleférico hasta unas grutas que está a nivel del mar y que parecen sacadas de una película de piratas. Nos quedamos alucinados con los colores, sonidos y olores que nos rodean. ¡Hay que ver el vídeo!
Desde Rosh Hanikra iniciamos el camino de regreso hacia Haifa. Esta ciudad está en la zona de mayor concentración industrial del país y eso nos queda claro con las primeras imágenes que nos llegan de ella. Es la típica ciudad gris portuaria e industrial, gris y monótona. Pero, de pronto, tras una curva vemos alzarse al fondo una preciosidad: los jardines Bahai, que suben en una interminable escalinata de bellísima imagen hacia el templo más importante de esta religión.
La fe Bahai es una evolución del islam que intenta aglutinar judaísmo, cristianismo e islam en armonía, buscando el entendimiento pacífico y huyendo de dogmatismos. Buena prueba de ello la tenemos cuando vemos en la fachada de un mismo edificio, juntas, una Estrella de David, una Cruz y una Media Luna.
Subimos la colina en nuestro bus hasta llegar a la cima y desde allí contemplamos una magnífica panorámica de Haifa, la zona circundante y el mar. Bajamos un poco y entramos en los jardines Bahai, paseando por ellos y respirando una profunda sensación de respeto, paz y tranquilidad. Todo está tan verde, tan límpio, tan cuidado, ...¡ qué envidia!
Al terminar la visita Alberto se despide de nosotros, vive aquí en Haifa, y emprendemos el largo camino de regreso a Jerusalem. Entre sueños atravesamos Tel-Aviv hasta que la sensación de estar parados me despierta y nos damos cuenta que algo pasa. Estamos a la altura de Latrún y echamos más de una hora en recorrer un par de kilómetros. Al final comprobamos que se trataba de un autobús totalmente calcinado, lo que nos hace sospechar lo peor. Pero no, ha sido un accidente, sin víctimas.
Llegamos por fin al hotel muuuyyy cansados y con unas pocas galletas como cena nos metemos en la cama para quedarnos dormidos al instante.

1 de enero de 2008 (1ª parte)


Nos levantamos a las cinco dispuestos a frontar un largo día que nos llevará hasta el norte de Israel. Y lo empezamos esperando más de 20 minutos al bus que tenía que recogernos a las seis.
La primera parada la tenemos en Tel-Aviv para recoger a los que se hospedan allí y a Alberto, nuestro guía. Emprendemos el camino por la llanura de Hasharon, donde podemos comprobar como estas tierras que eran pantanosas y saladas se han convertido con mucho esfuerzo y sacrificio por parte de los kibbutzim, en una de las egiones agrícolas más prósperas y competitivas del mundo.
Pronto llegamos a Cesarea y visitamos los importantes restos arqueológicos de la ciudad romana que controló toda la zona gracias, entre otras cosas, a su puerto. Cabe destacar un hipódromo espectacular y la única prueba documental que confirma la existencia de Poncio Pilatos como gobernador romano hace dos mil años. Pero a mí, lo que más me atrae es la existencia de una buena parte de la ciudad y palacio que están sumergidos bajo el mar, con gran abundancia de restos arqueológicos. Esta zona se puede visitar buceando en grupos organizados por un kibbutz cercano. ¡Cómo nos gustaría bajar con ellos y bucear entre restos de murallas, ánforas y estátuas! Espero poder hacerlo en una próxima ocasión.
Desde Cesarea continuamos hacia Akko (San Juan de Acre) bordeando Haifa para evitar su intenso tráfico a estas horas. Lo más importante de Akko son sus fortalezas construidas en la época de las cruzadas por las Órdenes Religiosas de los Templarios y los Hospitalarios, y reconstruídas posteriormente por los Otomanos. Con el tiempo, y debido a la sucesión de ocupaciones, buana parte de los edificios y salas habían quedado sepultadas y se encuentran bajo el nivel de la calle. Cuando en las últimas décadas se procedió a restaurar toda la zona lo primero que hubo que hacer fue sacar las toneladas de escombros y basura que llenaban todo el complejo. Hoy día está muy bien restaurado y se puede visitar sin problema, incluyendo los estrechos y claustrofóbicos túneles que servían como vía de escape para los caballeros cruzados en su lucha con los árabes y, aún más, entre las distintas órdenes.
Quirero hacer mención Aquí al hecho de que parte de esta fortaleza fue utilizafda por los británicos como prisión durante el periodo de la ocupación. Prisión en la que encerraban y ejecutaban a los luchadores judíos que intentaban contribuir a la creación del Estado de Israel.. Mientras tanto, dejaban vía libre a los asesinos seguidores del gran Mufti (el siniestro tío de Arafat), como los que perpretaron la matanza de Hebrón en el 29. ¡Hijos de la Gran .... Bretaña!
Dando un paseo por la ciudad pudimos comprobar como la modernización descontrolada está provocando un importante deterioro en el conjunto monumental. ¿Sería racista impedir la construcción descontrolada y anárquica en la zona? si los que colocan patrabólicas y otros artilugios a diestro y siniestro son árabes, seguro que se considera racista el impedirlo. Siempre la misma historia imbécil para imbéciles....

lunes, 21 de enero de 2008

Plano Masada

22 de Tevet de 5768 (2ª parte)


Una vez que bajamos de Massada entramos en una tienda de productos cosméticos del Mar Muerto, de esos que te quitan diez años de encima en un pispás, te dejan la piel suave como el culito de un bebé y eliminan toooodaaasss tus arrugas..... lógicamente compramos algunas que otras cremitas porque ¿y si es verdad?. En serio parece que la marca, Hahava, es de muy buena calidad.
Desde allí nos trasladamos hasta En Gedi, un kibbutz dedicado a comercializar en forma de Spa los recursos naturales puestos a su disposición por el Mar Muerto. Lo primero que hacemos es comer en un self-service (bastante regularcito) para pasar rápidamente a unas piscinas de aguas sulfurosas (¡menos mal que no olían demasiado) donde flotabamos mucho más de lo que estamos acostumbrados. De allí pasamos al exterior donde nos cubrimos por entero del barro negro propio del lugar y que tan buenas propiedades terapéuticas se dice que tiene. Dejamos que el barro se nos seque hasta formar una costra rígida y entonces nos metimos bajo unos chorros de abundante agua caliente y muy muy salada.
Había un vehículo para llevarnos hasta la orilla del mar pero, como buenos bullitas que somos, decidimos no esperar y nos largamos andando el kilómetro largo que nos separaba de él. Encontramos más o menos lo que esperábamos aunque nos sorprendió un poco la costra endurecida de sal que formaba el fondo y que te deja los pies hechos polvo como no te pongas unas chanclas.
Todo el mundo está deseando flotar cuando se baña en el Mar Muerto así que yo lo primero que hice fue tirarme de cabeza para ver si podía sumergirme. Y lo conseguí, por supuesto, aunque el agua te empuja hacia arriba enseguida. La concentración de sal, diez veces superior a la normal, hace que te escueza cualquier heridita y que maldigas en todos los idiomas conocidos si te entra una gota de agua en los ojos (pude aguantarme la tentación de abrirlos bajo agua aunque por poco je je je).
Después del baño volvimos nuevamente andando, a pesar de ir en chanclas con el bañador mojado y dando cojetadas por culpa de la lesión en el tendón de aquiles que arrastro desde antes de comenzar nuestro viaje. Porque ¿para que esperar a que nos lleven? cuando nos lanzamos, nos lanzamos.
Tras esto volvimos a Jerusalem con el tiempo justo de ducharnos, quitarnos la sal de encima, arreglarnos y largarnos al centro a esperar el cambio de año en compañía de una alegre multitud y tras una magnífica cena a base de cocina francesa kosher en Eldad Vezehoo, en nuestro ya familiar número 31 de la calle Jaffa.
Después ..... después esta nochevieja no hubo uvas pero sí hubo perlitas ..... aunque los detalles son solo para consumo privado. FELIZ 2008

domingo, 20 de enero de 2008

31 de diciembre de 2007 (1ª parte)



El día de hoy se presenta diferente a los anteriores ya que por primera vez desde que estamos en Israel nos pondremos en manos de un guía en una visita organizada. Renunciamos así a movernos por nuestra cuenta pero es la mejor manera de aprovechar el tiempo en lo que queremos hacer, tanto hoy como los próximos dos días.
La jornada empieza esperando el bus de United Tours que desde las nueve se retrasa hasta algo más de las y media. Cuando llega el guía se disculpa diciéndonos que vienen desde Tel-Aviv y había mucho tráfico.
Antes de continuar quiero hacer una mención al guía que durante estos tres días nos va a enseñar una buena parte de Israel. Se llama Alberto y nació en Tanger hace bastantes años. Yo le calculo que sobrepasa bastante los 60, aunque se conserva bien. Según nos contó lleva unos cuarenta años trabajando como guía por lo que hace mucho que vive en Israel. Eso no quita para que nos llame paisanos de Andalucía. Habla bien español pero también un montón más de idiomas lo cual hace que mezcle muchas palabras y expresiones y tenga un acento "muy propio". Sabe de lo que habla y da explicaciones muy completas. No deja lugar a dudas de su patriotismo y tiene claro que es Israel y quienes son sus enemigos, internos y externos. Otra cosa que quiero destacar es que en ningún momento intentó trapichearnos ni sacarnos dinero por ningún concepto (¡cómo me acuerdo de Egipto!)
Comenzamos el viaje abandonando Jerusalem por el este hacia el desierto de Judea, en el que nos adentramos rápidamente, y enseguida empezamos a bajar hacia el Mar Muerto mientras vemos algunos campamentos beduinos. De los casi 800 metros a los que estábamos en Jerusalem en un rato nos encontraremos a 400 bajo el nivel del mar, y eso lo notamos en los oídos, aunque nada comparable a cuando te sumerges buceando. Como es de rigor todos hacemos como si nos tiráramos a la piscina cuando pasamos la señal de "nivel del mar" ¡al fin y al cabo somos guiris!
Durante unos 50 kilómetros vamos costeando el Mar Muerto en dirección a Massada mientras a nuestra derecha podemos observar el desierto y unas colinas agrestes y áridas en las que abundan las cuevas, destacando las de Qumran. Como todos sabemos fue aquí donde se encontraron los famosos Manuscritos del Mar Muerto pertenecientes a los Essenios.
No tardamos mucho en contemplar la montaña aislada con tres terrazas donde se situó la fortaleza de Massada (tal y como la describió Flavio Josefo en "las guerras de los judíos"). Aunque hubiera estado genial subir por el "camino de la serpiente" (una hora de caminata) somos realistas y tomamos el teleférico que en un momento nos deja arriba. La vista es impresionante, abarcando todo el Mar Muerto y las colinas de Jordania al fondo por un lado y el desierto por el otro. Abajo podemos distinguir los restos de los campamentos romanos que rodearon la fortaleza y, por la cara oeste, lo que queda de la rampa de tierra y piedras que los conquistadores construyeron para poder llegar a la cima. Para que la imagen sea aún mejor un par de escuadrillas de efealgo nos sobrevuelan dejando una estela poderosa y, un momento después, otros tres aviones de combate de Israel pasan en vuelo rasante bajo nosotros ¡espectacular!
Tras esa demostración comenzamos la visita de los restos de los palacios de Herodes y de la población que se construyo aquí para servirle. Piedras cargadas de historia y de belleza. No es momento aquí de narrar la historia de Masada y de como sus habitantes prefirieron la muerte antes que caer como esclavos de los romanos. Lo importante es que Massada se convirtió en todo un símbolo para los judíos que durante tantos siglos estuvieron forzosamente exiliados de su país.
Y aún más importante es que desde la creación del Estado de Israel se ha convertido en un símbolo de lo que nunca más volverá a suceder.
¡Masada no volverá a caer! es el juramento que hacen todos los reclutas de Tzahal cuando tras una marcha a pie de ciento y pico de kilómetros desde Ber-Sheva suben por el sendero de la serpiente y llegan a la explanada de la cima donde ahora me encuentro. Estoy seguro que ni uno solo de ellos faltará a su juramento y harán TODO LO QUE SEA NECESARIO para que Massada nunca más vuelva a caer, para que Israel continúe existiendo y progresando. A pesar de los políticos.
Yo pongo mi granito de arena y, enarbolando mi bufanda verdiblanca, me uno a ese juramento.

sábado, 19 de enero de 2008

Plano centro de Israel


Planos de Tel-Aviv







21 de Tevet de 5768 (2ª parte)


Ya desde antes de verlo podemos oler el mar y sentir la brisa salada. ¡uff! Lo echábamos de menos. Vemos el edificio de la Ópera, donde estuvo el primer parlamento de Israel, y seguimos caminando por el paseo marítimo que corre paralelo a unas playas muy parecidas a las de mi tierra, con arena fina y dorada y mar claro y brillante.
Desde allí visitamos el mercado HaKarmel, parecido a los que ya conocemos de Jerusalem aunque nos da la impresión de que es algo más pequeño. Tere me compra unas gafas de sol, lleva tiempo diciendo que las que llevó están más vistas que el telediario, y yo me compro una sudadera muy chula.
Una vez que dejamos el mercado por la plaza Magen David nos vamos por la calle Ben Yehuda hasta torcer a la derecha por Bograshov y llegar al centro Dizengoff. Se trata de un centro comercial que se levanta a ambos lados de la calle del mismo nombre con unos puentes que la cruzan. Allí comemos bastante bien y echamos varias horas curioseando, visitando tiendas, tomando café, comprando, ...
Cuando salimos nos vamos por la calle Dizengoff y cruzamos la plaza con la famosa fuente. Es una arteria comercial muy concurrida y llena de vida. Cerca del cruce con la calle Gordon entramos en una tienda de moda en la que Tere ve unos shorts que le gustan mucho pero le quedan algo grandes. Nos dicen que se puede arreglar, así que después de un buen rato intentando entendernos, llamada telefónica incluida, quedamos en que en una hora estará listo. Paseamos un rato y para hacer tiempo nos metemos en un ciber y en una tienda de ropa erótica. Ni que decir tiene que compramos en ella, hay verdaderas preciosidades. Volvemos a la tienda y tras probarse el short comprobamos que le quedan magníficamente bien. ¡Guau! Que delicia.
Continuamos caminando hasta llegar a la calle Ben Gurión y allí visitamos su casa, solo por fuera ya que es tarde y está cerrada. Después de eso cenamos en un chiringuito callejero llamado también Ben Gurión. Nos quedamos impresionados con la calidad y variedad de la comida así como con la limpieza y el estupendo servicio. Es, probablemente, el mejor sitio en el que hemos comido.

Seguimos por la calle Ben Gurion hasta cruzarnos con Ibn Gvirol donde visitamos brevemente un centro comercial que está junto al ayuntamiento y después emprendemos una larga caminata que nos llevará, por la calle Arlozoroff hasta la estación de autobuses, situada junto a la Estación Central de Ferrocarril.
Como digo es una buena caminata de varios kilómetros pero se hace cómoda y muy agradable, con una noche fresca pero bonita. Así que pasamos de esperar ningún bus en las paradas por las que vamos pasando y, cuando nos damos cuenta estamos en el bus que nos devolverá a Jerusalem, a la que llegamos sobre las doce y media de la noche con ganas de coger la cama y darle descanso a nuestros pies. Aunque las compras son tan tentadoras ...

30 de Diciembre de 2007 (1ª parte)

Hoy toca hacer una escapadita a Tel-Aviv, así que tomamos un bus interurbano que por algo menos de 3 euros nos lleva desde la estación que está cerca de nuestro hotel al corazón de la ciudad. Aquí surge un problema: en Tel-Aviv hay dos Estaciones de Autobús, yo pensaba llegar a la nueva pero se ve que he cogido el bus que no era y me encuentro en la otra. Tenía todo localizado en los planos (manejo cuatro diferentes bajados de internet y que no siempre coinciden) y ahora estoy bastante desorientado. Preguntamos y un chaval que chapurrea algo de español nos dice que tomemos el bus 70 o 72 y que tienen la parada allí cerca. Salimos de la estación, cruzamos la calle y no muy lejos encontramos la parada. Cuando llega el 70 le pregunto al conductor si nos lleva hasta la calle Rothschild y me dice que no. ¡Joder! Volvemos sobre nuestros pasos y encontramos la parada del 72. Aquí el chofer dice que sí, que es ese pero en la dirección contraria, que esperemos en la acera de enfrente. Cruzamos y no encontramos la parada, damos vueltas y más vueltas maldiciendo a todo lo que se mueve y cuando estamos dispuestos a rendirnos y coger un taxi nos topamos con la parada correcta. ¡Habíamos pasado varias veces por delante sin verla! Cosas del cansancio y los nervios.
Una vez en el bus todo mejora. Un hombre mayor que nos ve con los planos nos pregunta adonde vamos y cuando se lo decimos nos dice que él nos avisará de la parada. Más gente se interesa por nosotros, entre ellos un hombre que también se baja allí, así que vamos con él y nos lleva justo al número 23 de la calle Rothschild , al Museo del Hagana.

A todo esto debo decir que el lenguaje que utilizamos con toda esta gente es el más internacional y completo: gestos, dedos sobre el plano, poquito de inglés, muchos ok y thanks y preguntas en español contestadas en hebreo y viceversa. Je je je ... todo un galimatías pero muy muy útil. Otra cosa que debo decir es que en Tel-Aviv la gente es más abierta y simpática que en Jerusalem. Quizás por ser una ciudad más grande y cosmopolita, quizás por ser más mundana y menos religiosa .... pero nosotros estamos seguros de que es el Mar que la baña lo que le da ese carácter.
Tras todas estas peripecias entramos en el museo no sin que antes un soldado que está de guardia en la puerta me vacile un poquito diciéndome que él es del Barca al ver mi bufanda del Betis, siempre presente atada a mi muñeca. El museo está dedicado a contar la historia del Hagana desde sus comienzos en Bar-Giora a principios del siglo XX hasta su disolución tras la Guerra de la Independencia en 1948 para convertirse en el núcleo de las Fuerzas de Defensa de Israel (Tzahal). Me siento muy a gusto aquí siguiendo la historia de estos luchadores que hicieron posible el sueño de un Estado Judío y rodeado de nuevos luchadores que hacen posible su supervivencia, ya que son muchos los soldados (y soldadas ¡ay si en mi mili hubiera sido igual!) que visitan este museo para aprender del ejemplo de sus antecesores.
Al salir del museo, y con la satisfacción de haber estado en un lugar que pocos turistas visitan, cruzamos la calle y muy cerquita, en el número 16 de la misma calle, nos encontramos con Independence may, el lugar en el que se proclamó la creación del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948 (5 de iyar de 5708). Vemos el museo y una película que narra los hechos y, lo más importante, visitamos la sala en la que David Ben Gurión pronunció las palabras más importantes del siglo XX. Todo un lujo para alguien como yo. Un sueño hecho realidad.

Una vez que salimos, y con los vellos como varillas de paraguas aún por la emoción, nos dirigimos hacia la calle Allenby y emprendemos una buena caminata que nos llevará hasta el mar.

jueves, 17 de enero de 2008

Plano Ciudad Vieja



20 de Tevet de 5768 (2ª parte)


Tras salir del Santo Sepulcro nos dirigimos por la calle St. Helena hasta Christian Quarter y por ella hacia la zona de la puerta de Jaffa donde visitaremos la Torre de David. Se trata de un museo en el que podemos conocer la historia de la ciudad de Jerusalem y contemplar una maravillosa vista de la Ciudad Vieja. Tras la visita comemos en el Samara. La comida está muy buena y haciéndole caso a mi hijo "no comais nada raro" elegimos entre varias ensaladas que no sabíamos de que estaban hechas una cuyo nombre era impronunciable. ¡Estaba riquísima!
Después de la comida nos adentramos por el Barrio Armenio siguiendo la calle del Patriarcado Armenio Ortodoxo en la que no faltan carteles que nos recuerdan el genocidio armenio cometido por los turcos a comienzos del siglo XX.
Abandonamos por un momento las murallas de la Ciudad Vieja por la puerta de Zion para visitar Dormition Church, el lugar de la Última Cena y la Tumba de David junto a la sinagoga sefardí.
De vuelta a nuestro camino nos introducimos de lleno en el Barrio Judío callejeando por él y llegando, a través de Tiferet Yisrael y Misgav Ladakh, hasta el Kotel. Allí podemos participar del final del Sabbath en medio de un ambiente festivo y multitudinario.
Salimos de la zona del Kotel por el pasaje subterraneo que da a El Wad con la intención de callejear un poco por la zona pero pronto nos damos cuenta que nos estamos adentrando demasiado en el barrio musulmán a horas poco apropiadas (ya no nos miran igual que esta mañana) así que volvemos sobre nuestros pasos hacia el barrio judío y paseamos por Hayehudim (el Cardo estaba cerrado) hasta cruzarnos con David y desde allí a la puerta de Jaffa para bordeando la espectacularmente iluminadas murallas encaminarnos hacia Jerusalem Oeste donde nos tomamos un café (bien acompañado) para reponer fuerzas y meternos de lleno en la zona de Ben Yehuda, Salomón, .... Poco a poco van abriendo tiendas y bares y la animación va aumentando tras la conclusión del Sabbath mientras las calles se llenan de una multitud alegre y festiva.
Acabamos cenando una carne estupenda en un restaurante argentino, El Gaucho. Tras las copitas de rigor volvemos al hotel en el bus, que ya circula con absoluta normalidad, y con los pies reventados. Cansados pero contentos.

29 de diciembre de 2007 (1ª parte)

Después de un rápido desayuno en nuestra habitación y bastante descansados gracias al Sabbath tomamos un taxi (hoy no circulan autobuses) que nos lleva hasta Zahal Square donde confluye la calle Jaffo con las murallas de la ciudad vieja. Esta zona siempre abarrotada de coches hoy está casi vacía excepto por los grupos de peatones que tranquilamente se dirigen al corazón de la ciudad.
Lo primero que hago es acercarme hasta el edificio de Notre Dame de France para recordar a los jovenes luchadores judíos del Gadna que en 1948, durante la Guerra de la Independencia, se enfrentaron allí a las tropas de la Legión Árabe de Jordania. Un puñado de adolescentes pobremente armados contra el ejército árabe mejor preparado y armado conducido por oficiales británicos.


Después y nada más cruzar la calle, entramos por New Gate al Barrio Cristiano de la Ciudad Vieja. Tras cambiar algo de dinero y curiosear un poco por la zona del Patriarcado Latino bajamos por unas escalerillas hasta la calle St. Francis que va atravesando toda la zona cristiana hasta convertirse en Aqabat el Khanga y, tras cruzar Bet Habad, nos metemos de lleno en el Barrio Musulmán torciendo a la izquierda por El Wad y luego a la derecha hacia Sha´ar Haarayot. Aunque estamos en los comienzos de la Vía Dolorosa ya no vemos los carteles con Papá Noel, ni puestos vendiendo árboles de Navidad, ni oímos los villancicos que nos han acompañado en nuestro recorrido por las calles cristianas. Aquí la media luna, la pañoleta a cuadros y la camiseta con la cara de Arafat predominan en el paisaje. En cualquier caso no se percibe ambiente "complicado" así que, con mi gorro de Tzahal en la cabeza y mi bufanda del Betis atada a la muñeca, iniciamos el recorrido de la Vía Dolorosa.
Para mí, que no soy creyente, no tiene el significado espiritual que a tantos otros abruma. Sin embargo reconozco que te sientes un poco especial cuando caminas por allí, entras en la Prisión de Cristo, colocas tu mano en la Huella, ... y todo ello inmerso en un revoltijo de suqs que se entrecruzan. Es curioso descubrir la placa de alguna de las Estaciones del Viacrucis semioculta sobre un puesto de especias o de frutos secos. También me llamo la atención la mezcla de gentes, ver pasar junto al grupo de turistas uniformados por su gorra amarilla a un juidío ortodoxo que se dirige a una yeshiva en pleno barrio musulmán. O como en un mismo puesto callejero te venden camisetas de Tzahal, junto a otras de "Palestina libre" justo al lado de un crucifijo. El negocio es el negocio....


Al final de la Vía Dolorosa te encuentras en la iglesia del Santo Sepulcro, nada espectacular por fuera pero bella y cargada de historia, simbolismo y tradición en su interior. Hacemos cola durante un buen rato escoltados por un grupo de enormes rusos delante y unas risueñas hindúes detrás, buena prueba de la enorme variedad de personajes que se reunían allí. Todos ellos visiblemente emocionados ante lo que sentían como uno de los lugares más sagrados. Por fin conseguimos entrar en la zona del sepulcro, protegido por un sacerdote ortodoxo de grandes proporciones, y tengo que reconocer que acabas conmoviéndote ante las muestras de fervor religioso de los que nos rodeaban.

No me ha atacado el famoso "virus de la espiritualidad" pero sí que comprendo como deben sentirse los que nos rodean. Y los respeto enormemente.

lunes, 14 de enero de 2008

19 de Tevet de 5768 (2ª parte)

Al acabar la visita del museo son las dos, hora de cerrar. Y aún nos queda mucho por ver, así que volveremos otro día.
Nuevo paseo hasta el bus. Cuando nos montamos entre apretones y prisas comprobamos que el chofer va un tanto rarito pues casi no deja que la gente suba y cierra las puertas en la cara de más de un pasajero. Para colmo se equivoca y me cobra tres tickets en vez de dos. Cuando voy a reclamarle me contesta de malos modos que me joda, o algo así, porque me habla en hebreo con malos modos. Yo por mi parte empiezo a darle voces en español ca... en todas sus castas, a lo que el me responde con más voces y yo le sugiero que se gaste el dinero en médicos y medicinas, .... a todo esto los demás pasajeros nos miran, unos preocupados y otros riéndose. Seguimos la discusión hasta que me bajo en mi parada mandándolo a la m .... igual que él a mí. Nos hemos quedado a gusto ¿qué más se puede pedir por cinco shekels y medio? je je je
Nos disponemos a comer y vemos como todo está cerrando. Por los pelos podemos comernos un falafel del que tanto nos gusta, shwarma, humus y demás. A la carrera también encontramos una tienda en la que comprar galletas, agua y algunas otras cosillas para la noche y nos vamos al hotel a pasar la tarde descansando, tumbados en la cama y viendo fútbol internacional por la tele.
Ha comenzado el Sabbath y nos ha sorprendido. Es algo totalmente nuevo. Sabíamos que todo estaría cerrado a la caída de la noche. Lo que no esperábamos es la sensación de urgencia que se percibe en el ambiente cuando aún es de día, las carreras por salir del trabajo, tomar un bus o un sherut,... parece como si estuviera la vida en juego. Nunca habíamos vivido esa sensación que se nos acaba contagiando y nos hace llegar al hotel casi corriendo, huyendo de la noche que aún no ha aparecido pero que ya se percibe.
Ya "a salvo" vemos desde la ventana de nuestra habitación como las calles, hasta ahora siempre abarrotadas de coches y peatones, se van quedando desiertas.

28 de diciembre de 2007 (1ª parte)


El día de hoy pensamos dedicarlo a visitar Yad Vashem así que tras desayunar tomamos el bus 18 que nos deja a la entrada del Monte Herlz y desde allí damos un agradable paseo hasta la entrada de Yad Vashem. Lo primero que hacemos es alquilar unas audioguías en español que nos permitan enterarnos bien de todo. Son poco más de las nueve de la mañana y tenemos hasta las dos, ya que con motivo del Sabbath el museo cierra antes. En cualquier caso es tiempo suficiente, según lo que me he informado con anterioridad con cuatro o cinco horas se puede hacer una muy completa visita.
Comenzamos con un paseo por la avenida de los Justos entre las Naciones, un emotivo jardín en el cada árbol plantado hace honor a aquellos no judíos, de cualquier religión, nacionalidad, étnia o ideología, que ayudaron a los judíos víctimas de la barbarie nazi, arriesgando sus propias vidas en tal empeño.
A continuación entramos en el Museo del Holocausto. Tiene la forma de un prisma triangular acostado sobre una de sus caras laterales y atraviesa la montaña, quedando sepultado en ella pero recibiendo luz desde la especie de claraboya que forma su arista superior. Para entrar al museo ahí que bajar un poco y desde allí seguir el largo pasillo que lo forma y que imperceptiblemente va subiendo de forma que al acabar la visita sales a una preciosa panorámica.
Al caminar por este pasillo central te vas topando con unas grietas a modo de zanjas que te impiden el paso obligándote a desviarte y entrar en las salas laterales donde se expone toda la historia de la Shoa. Al acabar cada sala vuelves al pasillo central, a otra grieta y de ahí a la siguiente sala. De esta forma vamos zigzagueando en una especie de slalom temporal que nos permite seguir de principio a fin todo lo que sucedió en aquellos terribles años. Cada grieta representa un punto de inflexión en el devenir de la historia que afectó profundamente a los judíos y a la suerte que habrían de correr.
No es posible describir todo lo visto. Hay que ir, hay que visitarlo. Creo que realmente es obligado para cualquier persona estar allí en algún momento de su vida no tanto para conocer hechos (para eso hay libros, internet, ...) sino para SENTIR. Estaba abarrotado de gente y sin embargo el silencio solo lo rompía el comentario en voz baja de algún guía y los muchos pañuelos que se acercaban a narices y ojos. Miraras a donde miraras veías ojos llorosos y caras abrumadas por el dolor y la incomprensión. Porque a pesar de lo que la historia nos ha demostrado ¿cómo entender lo que pasó? ¿cómo asimilar esa obsesión por el exterminio del pueblo judío?
Hubo varias cosas que me impactaron sobre las demás. Supongo que cada uno encontrará las suyas. Para mí fueron tres.
En primer lugar, en una sala en la que se trata la reunión de los jerarcas nazis para organizar la "solución final" encontramos un panel en el que se contabiliza la población judía de cada país. Hasta ahí normal. Lo más fuerte, al menos para mí, y que demuestra lo decididos que estaban a llevar el genocidio hasa las últimas consecuencias, es que el panel refleja a TODOS los países, incluyendo aquellos no conquistados por el Eje tanto enemigos (Gran Bretaña) como amigos (España), cercanos o lejanos. Daba igual, estaban dispuestos a acabar con todos.
Otra cosa muy significativa es la que podemos ver en una de las últimas salas en la que se dedica espacio al final de la guerra y la alegría que inundó a Europa. Todo el mundo feliz bailando y cantando en las calles, sonriendo alegres .... ¿todo el mundo? por desgracia no. Al lado de esas imágenes podemos ver las de los campos de concentración recien liberados. En ellas los supervivientes no tienen fuerzas ni ánimos para festejar nada. No les queda NADA que festejar. Han sobrevivido pero sus cuerpos no son más que esqueletos recubiertos de piel y sus espíritus han sido asesinados miles de veces. El recuerdo de cada uno de esos días que han pasado en el infierno les impide festejar nada, los cádaveres que se pudren junto a ellos no permiten alegrías ni risas.
Por último lo que más impresión me ha causado es una foto. No las que muestran cadáveres amontonados, ni niños golpeados hasta morir, ni mujeres jovenes convertidas en ancianas por el hambre, la enfermedad y el frío, ni la del ¿soldado? que apunta por detrás a la cabeza de una madre con su bebé en brazos, ni ..... todas esas ya las conocía. La que realmente me conmovió fue la foto de una boda. La típica foto de boda de los novios con la familia: padres, hermanos, cuñados, sobrinos .... eran los años treinta, cuando todo empezaba. Eran 64 personas de la misma familia. Al acabar la guerra solo sobrevivieron 10 personas de esa familia. Podía ser la foto de la boda de cualquiera de nosotros, todos hemos estado en alguna foto así. Esa foto refleja mejor que ninguna otra la magnitud de la devastación que se abatió sobre el pueblo judío.
Al salir del museo hay un libro de firmas y solo se me ocurre una cosa que poner:
PERDONAR ES INMORAL

sábado, 12 de enero de 2008

Planos Jerusalem II


St. Stephen (206)
Gethsemani (190)
Dominus Flevit (193)
Mª Magdalena (196)
Cementerio del Monte de los Olivos (303)
Tumbas de los Profetas (105)
Tumba de Absalom (95)
Tumba de Zacarias (105)
Parque arqueológico (96)

Molino de Montefiori (132)

Mercado Mahane Yehuda (91)
HaDavidka (82)

18 de Tevet de 5768 (2ª parte)


Una vez concluída nuestra visita al Kotel entramos en el parque arqueológico que se encuentra junto a Dung Gate. Al comienzo tiene unos espectaculares murales y, una vez dentro, puedes transaformar una moneda de 5 shekels (algo menos de un euro) en una pieza numismática de los tiempos del 2º Templo ¡maravillas de una maquinita que hay a la entrada. A continuación se visita una serie de ruinas y restos de la época y, dentro del museo, unas exposiciones sobre la historia arqueológica de Jerusalem. Lo más atractivo es una columna en la que puedes ver, con juegos de colores incluidos, todos los nombres de Jerusalem.
Después de la arqueología llega el momento de reponer fuerzas y nos comemos los bocadillos mientras esperamos el bus. Este llega casi puntual pero, entre que hay un montón de coches y autobuses por allí y las prisas del chofer, no para y nos deja tirados. Menos mal que poco más allá se encuentra con un pequeño atasco y eso me permite salir corriendo tras él y alcanzarlo mientras me acuerdo de toda su familia pasada, presente y futura.

Al menos ahora no tendremos que volver a bajarnos y nos queda por delante algo más de una hora recorriendo con el bus toda la zona sur de Jerusalem, con grandes contrastes entre paisajes tradicionales y modernos, y comenzando por los barrios en los que dejó su sello Moses Montefiori. Destaca especialmente su famoso molino.
Al acabar el recorrido le pregunto a nuestro fitipaldi por la parada de Amunnition Hill pero me dice que ya no vale la pena ir, que el museo ya está cerrado. Así que me reengancho pero para ir hasta el mercado de Mahane Yehuda.
Es un mercado enorme lleno de callejuelas y abierto durante todo el día. Se vende de todo y la mezcla de olores y colores es espectacular. Compramos unos higos y nueces que nos saben a gloria y, un poco más allá, en la tienda de Dani (judío de origen argentino) compro un shofar (aún no he sido capaz de aprender a tocarlo)y algunos otros recuerdos. Después de charlar un rato con él de Israel, España y Argentina salimos del mercado hacia la plaza donde hay un monumento en honor del cañón Davidka que tanta importancia tuvo en la lucha por Jerusalem durante la guerra de la Independencia.

Volvemos en bus al hotel para ducharnos y pronto volvemos a cogerlo para ir a nuestra zona favorita del centro. Después de pasear y relajarnos un rato buscamos un lugar para cenar bien. Unos carteles nos indican varios restaurantes en el nº 31 de la calle Jaffa, pero ese número corresponde a una especie de portón oscuro que da a un callejón aún más oscuro. Dudamos pero acabamos entrando y nos encontramos en una callejuela pequeña pero muy agradable en la que hay locales con muy buena pinta. Entramos en el Adom y no nos arrepentimos. Cenamos de escándalo con muy buen ambiente y mejor comida. Después, ya lanzados, nos metemos por la calle Heleni Hamalka para tomar unas copas. Decidimos no entrar en el Bonita porque, aunque se ve muy atractivo, es un lugar para bailar y nuestros pies nos piden tregua. Así que nos metemos en el pub de enfrente y nos tomamos unos cubatitas rodeados de buena música y bastante ambiente.
Mañana será otro día ...

27 de diciembre de 2007 (1ª parte)

Nos levantamos a las siete con la luz del sol inundando la habitación y desayunamos en el lugar que se ha convertido rápidamente en habitual. Compramos también unos bocadillos y unas pastas para el mediodía y tomamos el bus turístico (el 99) que nos recorrerá toda la ciudad. Tiene audioguía en español y unas buenas explicaciones pero el conductor parece que tiene prisa y aprieta bien el acelerador con lo que no conseguimos bajarnos en Givat Takmose para visitar Amunnition Hill y el Monte Scopus se nos va en un visto y no visto. Consigo entenderme con él y me avisa para bajarme en Lions Gate desde donde podemos visitar el Monte de los Olivos, quedando con él en que nos recogerá en la próxima pasada, unas dos horas más tarde.

Enseguida llegamos al huerto de Gethsemani y la iglesia contigua (Dominus Flevit), de allí subiendo, siempre subiendo, pasamos junto a la iglesia rusa de Mª Magdalena con sus cúpulas doradas en la que podemos visitar los jardines que la rodean. A continuación entramos en una necrópolis judeo-cristiana de los siglos I y II. Durante toda la subida vamos recorriendo un cementerio enorme donde están enterrados Absolom, Zacarías y un largo etcetera y del que se dice que sus moradores serán los primeros en resucitar el día del Juicio Final. Cuando llegamos arriba nos encontramos con una vista preciosa de Jerusalem , con la Ciudad Vieja en primer plano, mientras a nuestras espaldas se extiende el desierto de Judea.
Iniciamos la bajada de la empinadísima cuesta y haciendo un alto en una iglesia bizantina con un bonito belén llegamos abajo del todo a laiglesia ortodoxa griega de San Stephen en la que se respira un ambiente de tranquilidad y paz. La penumbra está llena de iconos y olor a incienso y nos ayuda a recuperarnos de la caminata anterior.
Volvemos al bus y mientras lo esperamos vemos un memorial a los caidos en guerras.

La siguiente bajada la hacemos en Dung Gate. Allí nos disponemos a visitar el Museo Arqueológico pero una música llama nuestra atención y cuando vamos a ver de que se trata nos encontramos con un golgorio tremendo montsado por un pequeño grupo que toca el shofar y los bonguitos mientras otros bailan. Con ellos se mezclan rápidamente otro grupo que viene con flautas y tambores y un chaval a hombros. Se trata de la celebración de un Bar Mitzav, llena de música y alegría y a la que nos unimos sin dudar.

De esta forma y, prácticamente sin darnos cuenta nos vemos entrando a la plaza del Kotel. Es un momento muy emocionante para mí. Está lleno de gente, de voces, de música, de alegría. Me acerco hasta el muro con una kipa cubriendo mi cabeza y deposito en él un papelito con deseos muy personales y algunos otros que me han encargado. Se me acerca un ortodoxo y me reza unas bendiciones para mí y mi mujer. Vuelvo arriba emocionado y para que todo sea completo me hago una foto con unos jovenes soldados de Tzahal. También paseamos por una zona peatonal y cubierta que sirve de lugar de celebración para "el convite" de los Bar Mitzva.
Mi primera visita al Kotel será algo que permanecerá grabado en mi memoria para siempre.

Planos Jerusalem I


Hotel Park Plaza (58)
Knesset (7)
Museo de Israel (149)
Monte Herlz (8)
Central Bus Station (290)