Nos levantamos a las cinco dispuestos a frontar un largo día que nos llevará hasta el norte de Israel. Y lo empezamos esperando más de 20 minutos al bus que tenía que recogernos a las seis.
La primera parada la tenemos en Tel-Aviv para recoger a los que se hospedan allí y a Alberto, nuestro guía. Emprendemos el camino por la llanura de Hasharon, donde podemos comprobar como estas tierras que eran pantanosas y saladas se han convertido con mucho esfuerzo y sacrificio por parte de los kibbutzim, en una de las egiones agrícolas más prósperas y competitivas del mundo.
Pronto llegamos a Cesarea y visitamos los importantes restos arqueológicos de la ciudad romana que controló toda la zona gracias, entre otras cosas, a su puerto. Cabe destacar un hipódromo espectacular y la única prueba documental que confirma la existencia de Poncio Pilatos como gobernador romano hace dos mil años. Pero a mí, lo que más me atrae es la existencia de una buena parte de la ciudad y palacio que están sumergidos bajo el mar, con gran abundancia de restos arqueológicos. Esta zona se puede visitar buceando en grupos organizados por un kibbutz cercano. ¡Cómo nos gustaría bajar con ellos y bucear entre restos de murallas, ánforas y estátuas! Espero poder hacerlo en una próxima ocasión.
Desde Cesarea continuamos hacia Akko (San Juan de Acre) bordeando Haifa para evitar su intenso tráfico a estas horas. Lo más importante de Akko son sus fortalezas construidas en la época de las cruzadas por las Órdenes Religiosas de los Templarios y los Hospitalarios, y reconstruídas posteriormente por los Otomanos. Con el tiempo, y debido a la sucesión de ocupaciones, buana parte de los edificios y salas habían quedado sepultadas y se encuentran bajo el nivel de la calle. Cuando en las últimas décadas se procedió a restaurar toda la zona lo primero que hubo que hacer fue sacar las toneladas de escombros y basura que llenaban todo el complejo. Hoy día está muy bien restaurado y se puede visitar sin problema, incluyendo los estrechos y claustrofóbicos túneles que servían como vía de escape para los caballeros cruzados en su lucha con los árabes y, aún más, entre las distintas órdenes.
Quirero hacer mención Aquí al hecho de que parte de esta fortaleza fue utilizafda por los británicos como prisión durante el periodo de la ocupación. Prisión en la que encerraban y ejecutaban a los luchadores judíos que intentaban contribuir a la creación del Estado de Israel.. Mientras tanto, dejaban vía libre a los asesinos seguidores del gran Mufti (el siniestro tío de Arafat), como los que perpretaron la matanza de Hebrón en el 29. ¡Hijos de la Gran .... Bretaña!
Dando un paseo por la ciudad pudimos comprobar como la modernización descontrolada está provocando un importante deterioro en el conjunto monumental. ¿Sería racista impedir la construcción descontrolada y anárquica en la zona? si los que colocan patrabólicas y otros artilugios a diestro y siniestro son árabes, seguro que se considera racista el impedirlo. Siempre la misma historia imbécil para imbéciles....
3 comentarios:
Que linda que es la ciudad de Akko. La voy a visitar cuando vaya a Israel.
Paco: Me gustan mucho las dos canciones que acompañan los videos de este post. ¿Me podrías decir cuáles son sus títulos? (para así poder bajarlas del Ares). Te lo agradecería mucho.
en el primero de ellos es "Carros de fuego" de Vangelis. En el de Akko lo tengo que mirar en casa, ya que es de esas canciones que conozco pero no se bien el nombre. en cuanto lo compruebe te lo digo
en el primero de ellos es "Carros de fuego" de Vangelis. En el de Akko lo tengo que mirar en casa, ya que es de esas canciones que conozco pero no se bien el nombre. en cuanto lo compruebe te lo digo
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