viernes, 11 de enero de 2008

17 de Tevet de 5768 (2ª parte)



Después del "largo" descanso tomamos el bus 20 que nos llevará hasta la Puerta de Jaffa. Al pasar por la calle Jaffa vemos mucho movimiento de gente y bastante ambiente. Pero el bus nos deja en una zona apartada y solitaria. Al menos eso nos pareció a nosotros, porque lo cierto es que cuando más adelante paseamos por allí vimos que era una zona bastante agradable. Pero el cansancio hace estragos y de noche (en Israel anochece poco más tarde de las cinco) todos los gatos son pardos. Después de varias vueltas y revueltas y más caminatas inútiles conseguimos llegar a la zona de confluencia de las calles Jafa y Ben Yehuda (las teníamos a tiro de piedra) y mezclarnos con una multitud alegre y bullanguera. Por allí callejeamos visitando tiendas y locales, oyendo música, recuperando el ánimo perdido un rato antes cuando nos veíamos perdidos. No tardé en comprarme un colgajo con la estrella de David que rápidamente me coloqué y un gorro de lana del Tzahal que también me puse al momento.


Cuando picaba el hambre nos metimos en la pizzeria Sbarro para cenar. No es que tuviera ganas de pizza pero queríamos rendir ese pequeño homenaje a los que murieron en ella víctimas del terrorismo palestino.


Después de cenar volvimos a tomar el bus 20 hacia el hotel y cogimos la cama con "ansia desmedida".


Nuestro primer día en Israel ha sido duro. Al cansancio físico hay que unirle el psicológico. Evidentemente no conocemos nada de hebreo y mi inglés es muy muy cortito. Si a eso le unimos que por mucho que te estudies un plano de una ciudad sigue siendo un pedazo de papel que no te prepara para la realidad: aquí hay un pedazo de cuesta, aquella calle es en realidad una autovía, la de más allá está cortada por obras, la casa que viene remarcada en el plano en la realidad pasa desapercibida, ... en fin, los inconvenientes que te encuentras en cualquier lugar al que viajes. Claro que eso lo puedes solventar dejándote llevar por un guía o viajando en taxi. Pero si quieres conocer una ciudad tienes que pateártela, mezclarte con sus gentes, equivocarte de lugar un montón de veces, dar empujones para subirte al bus, fijarte en los números que hay en las paradas para saber que buses te pueden llevar a que lugares, hacerte un lío con las palabras para preguntar por un sitio o pedir una comida, calentarte la cabeza para saber cuento cuesta realmente lo que quieres comprar, encontrarte con un puñado de monedas diferentes en el bolsillo y no saber cuanto vale cada una, ...

2 comentarios:

Andres dijo...

Veo que en el último video te quedaste por unos segundos filmando a un soldado (vestido de civil) que tenía una vieja carabina, parecía que estabas totalmente asombrado... como te habrás dado cuenta, en Israel es muy común que los jóvenes anden armados por la calle (muchos de ellos cumplen o cumplieron el servicio militar), por obvias razones.

pacobetis dijo...

Me resulto curioso pero en el contexto se ve como algo totalmente normal. te acostumbras enseguida y no hay la más mínima sensación de inseguridad.